EDDIE PALMIERI
La
música de Eddie Palmieri libera el alma de los salseros como
si se tratara de un despojo de rebeldía. No hay quien se
resista ante el embrujo de cada encuentro brioso que el músico
protagoniza frente a su piano, el que hace repiquetear como un tambor,
en un despliegue creativo que muestra su gran talento fusionando
influencias de la música antillana, el jazz y patrones clásicos.
Su fórmula está en el sugestivo ritmo que desbordan
sus montunos al piano, en unión al sonido de los trombones
y el seco contrapunteo de la percusión, elementos que se
conjugan para producir una alquimia rítmica que precisó
el arribo de una nueva modalidad musical en el entorno latino estadounidense
de los años 60, y que luego se bautizó como salsa.
Es,
además, visionario al crear un sonido urbano que plasmó
en ritmos y melodías la historia de una generación
que luchó por su reconocimiento social. Así, su propuesta
musical es testamento de su época, con la que declara los
patrones de desigualdad y pobreza que trajo consigo el desarrollo
desmedido del capital industrial norteamericano, para el que la
población inmigrante no fue más que mano de obra barata,
sin derechos ni justicia.
Infalible
ante el objetivo social de su obra artística, Eddie Palmieri
renunció a correr tras las corrientes del mercado desarrollando
un proyecto sonoro enérgico y agresivo, adornado de textos
indómitos que, en muchos casos, lo distanció del gusto
del bailador por la complejidad y riqueza de su ritmo. Sin más,
se convirtió en músico de minorías, fuera de
los estándares comerciales.
Aun
así su música se elevó con una fuerza inusitada,
ganándose el aplauso de los fanáticos y el respeto
de sus colegas, que lo consideran un verdadero genio del ritmo latino
y quienes le han bautizado como "El rumbero del piano".
La
afición por el timbal
Transcurridos más de 50 años de carrera artística,
el nombre de Eduardo Palmieri Morales ("Eddie"), que nació
el 15 de diciembre d1936
en el barrio de Harlem, en Nueva York, de padres puertorriqueños,
se ha convertido en emblema de una época, con un proyecto
que ha reafirmado su vigencia trascendiendo las modas.
Comenzó
su instrucción musical en el piano a los ocho años
de edad, inspirado por su hermano mayor Carlos Manuel ("Charlie"),
aunque admite que sus deseos eran convertirse en timbalero, pasión
que le brotó luego de presenciar al músico Tito Puente
realizando una descarga de timbales. Aun así, prosiguió
sus estudios de piano en el Conservatorio de Música y al
cumplir sus 11 años debutó como pianista en el Carnegie
Hall, en un concierto clásico.
Entrada su adolescencia, el músico se concentró en aprender percusión, porque "a mis 13 años todos queríamos tocar el timbal a lo Tito Puente".
Recién cumplidos sus 15 años de edad, Eddie Palmieri ingresó a la orquesta Alma Tropical, un conjunto típico comandado por su tío "El Chino", en calidad de timbalero. Mas su delirio por la percusión duró un par de años y regresó de nuevo al piano.
Entrada su adolescencia, el músico se concentró en aprender percusión, porque "a mis 13 años todos queríamos tocar el timbal a lo Tito Puente".
Recién cumplidos sus 15 años de edad, Eddie Palmieri ingresó a la orquesta Alma Tropical, un conjunto típico comandado por su tío "El Chino", en calidad de timbalero. Mas su delirio por la percusión duró un par de años y regresó de nuevo al piano.
"Yo
estaba loco por tocar el timbal, era lo que quería hacer.
Me quedé dos años con mi tío de timbalero,
pero mi madre me compró una caja de metal para cargar los
timbales que pesaba mucho y cuando yo cogía la caja para
trabajar, mami me decía: 'Eduard, tú no ves qué
lindo se ve tu hermano cuando va a trabajar, que no tiene que cargar
el instrumento. ¿Cuándo vas a aprender?'", cuenta
el músico, quien se considera "un percusionista frustrado,
por lo que me desquito con el piano".
Sus
primeros tonos del ritmo antillano
En el año 1952, y mientras asistía a la escuela, Eddie
Palmieri organizó un grupo musical junto a sus amigos Orlando
Marín (timbal), Joe Quijano (bongó), Chiqui Pérez
(conga) y Larry Acevedo (voz), que se conoció como Banana
Kelly's Mambo.
Se
trató de una experiencia juvenil, sin mayores pretensiones
que hacer música y explorar caminos para cultivar un futuro
sendero profesional. El trabajo de este grupo se recogió
en una producción de 78 rpm que incluyó los temas
"El Cumbachero" y "Abaniquito".
"La
primera presentación de nuestro conjunto, fuera de la escuela,
fue durante una actividad de la Liga Atlética Policiaca,
en el Hurns Point Palace, y teníamos 15 años de edad.
Eddie era el líder del grupo y nos pagó 35 centavos
a cada uno", recuerda su homólogo Joe Quijano.
Poco
después, la agrupación se fue ampliando con la incursión
de tres trompetas y un bajo, transformándose en El Conjunto
de Eduardo Palmo, que era como solía llamarse Eddie Palmieri.
Al
arribo de 1954, el pianista pasó a formar parte del quinteto
de Bobby Santiago, del que salió para la orquesta de Eddie
Forrester, incursionando luego en la escuela de la música
caribeña más cadenciosa con el grupo de Johnnie Seguí,
donde compartió escena con el maestro Willie Rosario, en
1955.
Seis
meses más tarde, su hermano Charlie lo recomienda para que
lo sustituyera en la orquesta del cantante cubano Vicentico Valdés,
quien había sido vocalista de la banda de Tito Puente.
Ésta
fue su oportunidad de "grandes ligas", al encontrarse
junto a una batería de músicos jóvenes que
despuntaban en el ambiente artístico con fuerza, como lo
fue el caso de Manny Oquendo, Tommy López, Mike Collazo y
el vibrafonista Pete Terrace.
La
experiencia junto a la orquesta de Vicentico Valdés duró
dos años (1956-1958), periodo en el que el nombre de Eddie
Palmieri se coronó con solidez en el ambiente de la música
caribeña neoyorquina. De niño Eddie Palmieri quiso
ser timbalero como Tito Puente.
Palmieri fue el pianista de Tito Rodríguez desde 1958 a 1960.
Palmieri fue el pianista de Tito Rodríguez desde 1958 a 1960.
EN SEPTIEMBRE de 1958, Eddie Palmieri ingresó a la big band
de Tito Rodríguez, recomendado, una vez más, por su
hermano Charlie.
Esa
etapa de su historia artística sirvió para expandir
su trabajo fuera de la frontera de Nueva York, situándose
en el mercado musical de California, Las Vegas, Miami y Puerto Rico.
Fueron años gloriosos en su carrera que quedaron consignados
en su primera producción discográfica, "Tito
Rodríguez at the Palladium" (1960), en el que la musicalidad
del joven pianista, de apenas 23 años de edad, se hizo sentir
en los temas "Satin and Lace", "Mama Güela",
"Te comiste un pan", "Liza", "El monito
y la grifa", "El pollo de Carlitos" y "El Sabio",
entre otros.
Tras
la publicación de ese álbum, Tito Rodríguez
alteró la formación de su orquesta y constituyó
un sexteto, momento en el que Eddie Palmieri abandonó al
versado vocalista y, buscando suerte, armó un trío
musical con el que vagó participando en bodas, fiestas privadas
y cumpleaños.
Poco después, a finales de 1960, el pianista conformó su orquesta y se lanzó a tocar en los principales clubes de Nueva York, donde se había dado a conocer por su trabajo al lado de la orquesta del intérprete de "Tiemblas".
Poco después, a finales de 1960, el pianista conformó su orquesta y se lanzó a tocar en los principales clubes de Nueva York, donde se había dado a conocer por su trabajo al lado de la orquesta del intérprete de "Tiemblas".
Nace
un nuevo sonido caribeño
Eddie Palmieri denominó su agrupación con el nombre
de La Perfecta, una rúbrica sugerente que aludía al
empeño, dedicación y perfeccionismo con que el músico
emprendía sus trabajos.
En
un principio, la parte armónica de la agrupación se
valió de la combinación de piano, trombones, flauta,
percusión, bajo y voces, un surtido sonoro que Charlie Palmieri
bautizó como "trombanga" –mezcla de trombones
con charanga– y que otros denominaron "sonido de elefantes".
No
hay duda que el valor agregado de la creación de La Perfecta
estuvo en la conjunción rítmica. Hasta entonces, el
sonido del trombón no era asiduo en las combinaciones armónicas
que dominaban el sonido caribeño en el ámbito comercial
de Nueva York. Por el contrario, la supremacía era de las
agrupaciones sonoras, con estructuras armónicas de trompetas,
que fue, en efecto, el objetivo inicial de Eddie Palmieri al concebir
su grupo.
"Yo
siempre quise el conjunto de trompetas como las orquestas que salían
de Cuba, o las que dominaba en Nueva York: el Conjunto Casino, Tito
Puente y Tito Rodríguez. Me encantaban los conjuntos, pero
era muy difícil cuando empecé conseguir trompetistas
latinos, eran en su mayoría americanos y después no
iban a ser fiel con la orquesta. Además, de que los que habían
exigían mucho más paga", narra el pianista.
Recuerda,
que un día –afirma que fue martes– visitó
el Club Tritón de Nueva York, donde Johnny Pacheco hacía
sus jazz sections. Esa visita fue providencial para el músico,
puesto que allí conoció a Barry Rogers, un talentoso
trombonista norteamericano que alteraría el curso del sonido
caribeño, con sus ejecuciones innovadoras.
"Barry
fue el músico más influyente de toda la generación
de trombonistas de Nueva York. Era un genio, todo lo que hacía
era bravísimo y tenía la preparación de tocar
con orquestas de jazz y rhythm and blues. También conocía
la música latina y los patrones ritmáticos nuestros,
y cuando se encuentra conmigo fue la combinación perfecta",
manifiesta Palmieri, quien reconoce que la aportación del
trombonista estadounidense fue de gran ayuda para el impulso de
su propuesta musical.
"Y
así empezó", prosigue, "cuando empezamos
La Perfecta tuvimos un trombón y una flauta; la flauta algunas
veces sola con el ritmo y el trombón solo, hasta que las
pude integrar", cuenta.
En
esos inicios, su batería de músicos se compuso, entre
otros, por Georgie Castro (flauta), Chickie Pérez (percusión),
Joe Rivera (bajo), Manny Oquendo (timbales) e Ismael Quintana (voz),
con quienes se mantuvo tocando por espacio de un año sin
grabar, hasta que en noviembre de 1961 lanzan su primer álbum
"Eddie Palmieri and his conjunto La Perfecta", que incluyó
los temas "Conmigo", "Isla preciosa", "Mi
guajira", "Ritmo caliente", "Cachita" y
"Bailaré tu son", entre otros.
La
presentación del disco estuvo a cargo de Charlie Palmieri,
quien describió a su hermano como "un loco" porque
decidió "abandonar la seguridad económica que
le proveía estar en una de las más exitosas bandas
latinas (la orquesta de Tito Rodríguez) para crear su propia
agrupación".
Asimismo,
se refirió al grupo como una "banda perfecta",
con un "sonido original" que presenta "la música del pasado y
el presente arreglado en un nuevo estilo".
Eddie
Palmieri ha ganado decenas de distinciones por un trabajo artístico
que resalta el sonido caribeño.
EDDIE PALMIERI fue el primer músico latino en Estados Unidos
en experimentar la combinación sonora de la música
cubana con el jazz, la bomba y las nuevas tendencias musicales del
mundo urbano anglosajón –rhythm and blues, funky y
soul– adornadas con una lírica social de alto contenido
reivindicativo.
En ese sentido, es el primer salsero y el pionero en escenificar
los márgenes de tensión y rudeza social en que vivían
los latinos en Nueva York en la fuerza interpretativa del piano
y los trombones.
Su estilo de ejecutar el piano le ganó el apelativo de "El
Rompeteclas" y "El Rumbero del Piano", por vindicar
el rol percusivo del instrumento y realzar su expresión sonora
armónica y, a la vez, agresiva.
"El tambor es lo más cerca al pulso de la vida",
suele expresar este virtuoso músico para refrendar su asociación
del sonido del piano con el repique de la percusión.
"No
es que lo golpee (el piano), es que es un instrumento de percusión.
El toque más pianístico me encanta y me han dicho
los músicos de jazz que los tonos que toco en el piano son
las de un drumista jazzista", sostiene.
Su trabajo artístico estuvo influenciado desde sus comienzos
por la obra de su hermano Charlie Palmieri, a quien consideró
su mayor inspiración. En ese mismo renglón destacaba
personalidades musicales a quienes reconoció como "fuerzas
inspiradoras" de su arte, como Chapotín, Lili Martínez,
Miles Davis, Art Tatum, Bobby Timmons, Bill Evans y McCoy Tyner,
Horace Silver, Bud Powell, Debussy y Herbie Hancock.
Aun cuando fue el músico más avanzado de la historia
del sonido caribeño de Estados Unidos en los años
60, estuvo fuera del auge comercial desarrollado por el sello Fania
que se encargó de posicionar el trabajo de los latinos desde
finales de la década del 60 y a lo largo de los años
70.
La
razón se le atribuye a su "rebeldía" y a
su espíritu osado y desafiante de correr contra el convencionalismo
de la industria y la imposición de modas.
Cada una de sus obras musicales son joyas del pentagrama caribeño.
Hay en sus proyectos muestras constantes de experimentación
que van marcando los signos de su evolución, además
de proyectar su agudeza artística de iniciar grabaciones
en lugares poco ordinarios en su época, como fue grabar en
una cárcel, "Sing-Sing" (1972), y en una universidad,
"Eddie Palmieri and Friends in concert, live at the University
of Puerto Rico" (1971).
Un
nuevo momento se presenta para Eddie Palmieri cuando en 1974 abandonó
la orquesta quien fue su principal cantante y se integró
un jovencito de apenas 16 años de edad, Lalo Rodríguez.
Su nuevo vocalista se inauguró en el álbum "The
Sun of Latin Music", que se convirtió, a su vez, en
la primera producción latina en ganar un premio "Grammy",
en 1975.
A partir de ese momento, "El Rumbero del Piano" no descansó
en lanzar producciones al mercado, logrando en 1976 su segundo "Grammy"
con "Unfinished Masterpiece", que estuvo seguido por un
"Grammy" en 1984 por "Palo Pa' Rumba", 1985
con el álbum "Solito" y en 1987 por la producción
"La verdad", realizada para el sello Fania.
A estos galardones se suman dos estatuillas adicionales ganadas
por el disco "Obra Maestra"(2000) grabado junto a Tito
Puente.
Eddie Palmieri e Ismael Quintana forjaron una historia gloriosa
en la salsa
MUCHOS se preguntarán cómo llegó Ismael Quintana
a la historia de la orquesta La Perfecta. Sucede que en una ocasión,
a finales de los años 50, el timbalero Orlando Marín
hizo una audición de cantantes para intimidar al vocalista
de su orquesta, quien venía confrontando problemas de disciplina
y al que el percusionista quería provocar para que mejorara.
Ese día, Eddie Palmieri compartía con su viejo amigo
Orlando Marín y éste lo invitó a su audición.
Fue entonces cuando se presentó Ismael Quintana y Eddie Palmieri
lo escuchó cantar.
Desde
el primer momento, Eddie quedó encantado con el timbre de
voz y el estilo de Quintana, y le dijo a Orlando Marín que
cuando hiciera su conjunto le gustaría tener a Ismael como
su cantante.
El
tiempo pasó y cuando llegó el momento de crear La
Perfecta, Eddie Palmieri comenzó a buscar vocalista y se
enteró que aquel joven que había conocido años
atrás en una audición se encontraba cantando con el
grupo de Ángel Náter, quien luego fue presidente de
la Federación de Músicos de Puerto Rico.
Eddie
Palmieri se comunicó con Náter para preguntarle por
Ismael, con quien se reúne días después. En
la conversación se dan cuenta de que, por cosas de la vida,
Ismael no conocía nada de lo que tocaba Eddie y Eddie no
tocaba nada de lo que Ismael sabía. Aun así, se juntaron
y no hubo impedimento para lograr uno de los binomios más
favoritos de los salseros.
Eddie Palmieri es fiel a las raíces afrocubanas.
TRAS
LA publicación del primer álbum de La Perfecta, Eddie
Palmieri fortaleció su agrupación con la entrada a
la orquesta del trombonista brasileño José Rodríguez,
quien junto a Barry Rogers completaron un sonido inigualable en
los patrones de la música caribeña.
La
propuesta de incluir el trombón en la formación sonora
no fue una inventiva del veterano pianista. Fue, en cambio, su consagración
como recurso armónico en la música latina, puesto
que ya, en Puerto Rico, el talentoso Mon Rivera había incursionado
el trombón en la interpretación de la bomba y la plena.
Sobre
la llegada de José Rodríguez a La Perfecta, Eddie
Palmieri cuenta que fue Barry Rogers quien lo trajo ante su consideración
para darle más potencia a la orquesta.
"A
Barry lo llamaron a trabajar una vez en una grabación y allí
conoció a José. Él me viene y me dice: 'Encontré
el trombonista que nos hace falta, le hice una cita para que lo
conocieras'. Entonces nos reunimos y hablamos y al final él
se quedó más tiempo conmigo que Barry", sostiene.
En
poco tiempo, el trabajo de La Perfecta cautivó el ambiente
musical latino de Estados Unidos en un proyecto artístico
en los que la gran mayoría de los temas interpretados y los
arreglos eran trabajados por Eddie Palmieri.
En
1962 aparece la publicación del segundo disco de La Perfecta,
"El molestoso", con temas como "Así es la
humanidad", "Lázaro y su micrófono",
"Contento estoy", "Yo sin ti" y "No critiques".
Este trabajo estuvo seguido por el álbum "Lo que traigo
es sabroso" (1963), que incluyó el gran éxito
del grupo "Muñeca", además de "Baila
guaguancó", "Verdad amarga", "No hay
mal que por bien no venga", entre otros.
Para
la cuarta producción de Eddie Palmieri hay un cambio en la
casa discográfica. La relación sostenida hasta entonces
con la empresa Alegre Records quedó atrás para iniciar
un nuevo acuerdo comercial con la firma Tico Records, en la que
se registra el disco "Echando pa'lante" (1964), al que
le siguió "Azúcar pa' ti" (1965).
Hasta entonces, gran parte de los ritmos y estilos consignados en las grabaciones de Eddie Palmieri eran recomendaciones que le hacía su colega Manny Oquendo, quien seguía de cerca las tendencias musicales que se gestaban en Cuba y auspiciaban el desarrollo cultural del país antillano.
Acorde con su interés en mantener un sonido cónsono a las raíces musicales afrocubanas, en 1965 lanzó al mercado el álbum "Mambo con conga es Mozambique", un trabajo que fue criticado por un ínfimo grupo de exiliados cubanos de Nueva York, no por su contenido sino por tratarse de un proyecto que reafirmaba la relación y simpatía del músico con el pueblo de Cuba justo en el momento en que Estados Unidos alzaba una cortina de hierro contra el país caribeño por diferir de su ordenamiento político y económico.
Hasta entonces, gran parte de los ritmos y estilos consignados en las grabaciones de Eddie Palmieri eran recomendaciones que le hacía su colega Manny Oquendo, quien seguía de cerca las tendencias musicales que se gestaban en Cuba y auspiciaban el desarrollo cultural del país antillano.
Acorde con su interés en mantener un sonido cónsono a las raíces musicales afrocubanas, en 1965 lanzó al mercado el álbum "Mambo con conga es Mozambique", un trabajo que fue criticado por un ínfimo grupo de exiliados cubanos de Nueva York, no por su contenido sino por tratarse de un proyecto que reafirmaba la relación y simpatía del músico con el pueblo de Cuba justo en el momento en que Estados Unidos alzaba una cortina de hierro contra el país caribeño por diferir de su ordenamiento político y económico.
"Mambo
con conga es Mozambique" fue tildado de un producto comunista
e inclusive, recuerda Palmieri, los agentes federales le llamaron
la atención a la compañía discográfica
y ésta advirtió al músico de que desistiera
de grabar el ritmo.
La
consecuencia fue que en la siguiente producción, "Molasses"
(1966), Eddie Palmieri produjo siete temas con un sonido fuerte,
sin comparaciones y repletos de una cadencia rítmica impresionante
de mozambique. De ese trabajo se recuerdan las melodías "Melao
para el sapo", "Traguito", "You're gonna hear
from me", "Bomboncito de pozo", "Carnaval en
Camagüey", "Tirándote flores" y "Campesino".
En
esos años se inscribe una nueva etapa en el desarrollo musical
del virtuoso del piano. Se trata de su incursión formal al
mundo del jazz latino en unión al reconocido vibrafonista
Cal Tjader, un junte que se consignó en dos discos: "El
sonido nuevo" (1966) y "Bamboléate" (1967).
Al
mismo tiempo, encontramos a Eddie Palmieri participando de los jam
sessions orquestados por Tico Records, además de formar parte,
en calidad de músico invitado, en la primera presentación
de las Estrellas de Fania en el Red Garter, en 1968, experiencia
que se recogió en un álbum.
La
Perfecta, entretanto, se disolvió, aunque el hábil
músico se mantuvo realizando múltiples trabajos en
unión con grandes y veteranos músicos del ambiente
latino. Así produjo "Champagne" (1968), "Justicia"
(1969), "Superimposition" (1970), "Vámonos
pal' monte" (1971) y una secuela de discos de primer orden
y con una calidad sonora insuperable.
Tomado
de Diario PRIMERA HORA, Puerto Rico
Hiram Guadalupe Pérez
Editor
Gary Javier
Ilustrador
www.primerahora.com
Hiram Guadalupe Pérez
Editor
Gary Javier
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